La Ciudad Prohibida de Pekín

En el centro de Pekín (Beijing, 北京), capital de China, se alza majestuosa una de las joyas arquitectónicas más impresionantes del mundo: la Ciudad Prohibida (Zijin Cheng, 紫禁城). Este impresionante complejo palaciego, símbolo del poder imperial chino durante casi cinco siglos, continúa fascinando a millones de visitantes que cruzan sus imponentes murallas de color carmesí para adentrarse en un mundo de misterio y esplendor.

Ubicación estratégica en el corazón de Pekín

La Ciudad Prohibida se encuentra en el centro exacto de Pekín, al norte de la emblemática Plaza de Tiananmen (Tiananmen Guangchang, 天安门广场). Esta ubicación no es casual, sino que responde a la antigua planificación urbana china basada en principios cosmológicos. El palacio está perfectamente alineado con el eje norte-sur de la ciudad, reflejando la creencia tradicional de que el emperador, como «Hijo del Cielo» (Tianzi, 天子), debía residir en el punto central del imperio, conectando el cielo y la tierra.

Orígenes y fundación: El legado de la dinastía Ming

Pabellón de La Ciudad Prohibida de Pekín

La construcción de este colosal palacio comenzó en 1406 bajo el mandato del emperador Yongle (Yongle Huangdi, 永乐皇帝), tercer emperador de la dinastía Ming. Tras trasladar la capital desde Nankín (Nanjing, 南京) a Pekín, Yongle ordenó la edificación de un palacio que reflejara la grandeza de su imperio. Más de un millón de trabajadores y artesanos participaron en esta titánica empresa, que se completó en 1420 tras catorce años de intenso trabajo.

La leyenda cuenta que para asegurar la perfección del palacio, se utilizaron los conocimientos de los mejores expertos en feng shui (风水), la antigua ciencia china de la armonía espacial. Cada detalle arquitectónico, desde la orientación de los edificios hasta la disposición de los patios, fue minuciosamente calculado para crear un equilibrio perfecto entre el hombre y la naturaleza.

Dimensiones y estructura: Una ciudad dentro de otra ciudad

Foso de la Ciudad Prohibida en Pekín

Con una superficie de 72 hectáreas, la Ciudad Prohibida es el mayor complejo palaciego conservado del mundo. Sus 980 edificios albergan más de 8.700 habitaciones, rodeadas por una muralla de 10 metros de altura y un foso de 52 metros de ancho que servía como sistema defensivo.

El complejo está dividido en dos grandes áreas: la Corte Exterior (Wai Chao, 外朝), donde el emperador ejercía sus funciones oficiales y celebraba ceremonias de estado, y la Corte Interior (Nei Ting, 内庭), reservada para la residencia del emperador y su familia. Esta división espacial refleja la estricta separación entre los asuntos públicos y la vida privada imperial.

La simetría perfecta del conjunto se articula en torno a un eje central que conecta las principales salas ceremoniales: el Salón de la Armonía Suprema (Taihe Dian, 太和殿), el Salón de la Armonía Central (Zhonghe Dian, 中和殿) y el Salón de la Armonía Preservada (Baohe Dian, 保和殿). Estos majestuosos edificios, elevados sobre terrazas de mármol blanco y coronados por tejados de tejas doradas, constituían el escenario de los eventos más importantes del imperio.

El corazón del poder imperial chino

Escultura de León de la Ciudad Prohibida de Pekín

Durante casi cinco siglos, desde 1420 hasta 1911, la Ciudad Prohibida fue el centro neurálgico del poder en China. Veinticuatro emperadores, catorce de la dinastía Ming y diez de la dinastía Qing, gobernaron desde este recinto sagrado, inaccesible para los ciudadanos comunes. De ahí su nombre, «prohibida» para todos excepto para la familia imperial y los altos funcionarios que recibían autorización especial.

El palacio no era simplemente una residencia, sino un microcosmos que representaba el orden universal según la cosmología china. El emperador, considerado intermediario entre el cielo y la tierra, habitaba este espacio sagrado desde donde emanaban las decisiones que afectaban a todo el imperio. Los rituales cotidianos, las audiencias imperiales y las grandes ceremonias seguían un rígido protocolo que reforzaba la autoridad del soberano.

En los intrincados pasillos y jardines secretos de la Ciudad Prohibida se fraguaron alianzas, conspiraciones y romances que cambiaron el curso de la historia china. Figuras como la poderosa emperatriz viuda Cixi (Cixi Taihou, 慈禧太后), quien gobernó desde las sombras durante las últimas décadas de la dinastía Qing, dejaron su huella en cada rincón del palacio.

El ocaso de un imperio: De palacio imperial a museo

Vista elevada de La Ciudad Prohibida de Pekín desde lo alto del parque de Jingshan

El final de la Ciudad Prohibida como residencia imperial llegó con la abdicación del último emperador, Puyi (溥仪), en 1912, tras el éxito de la Revolución de Xinhai (Xinhai Geming, 辛亥革命) que puso fin a más de dos milenios de sistema imperial en China. Aunque al joven emperador se le permitió continuar viviendo en la parte norte del palacio hasta 1924, la era de los emperadores había terminado definitivamente.

En 1925, el antiguo palacio imperial abrió sus puertas como museo, revelando al mundo tesoros artísticos y culturales acumulados durante siglos. Hoy, el Museo del Palacio (Gugong Bowuyuan, 故宫博物院) alberga más de un millón de valiosas piezas, desde pinturas en seda y caligrafías hasta jade, porcelana, objetos de bronce y documentos históricos que narran la fascinante historia de China.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, la Ciudad Prohibida es hoy uno de los monumentos más visitados del mundo. Sus patios silenciosos, sus pasillos laberínticos y sus majestuosos salones continúan susurrando las historias de un tiempo en que los emperadores gobernaban el «Reino del Centro» (Zhongguo, 中国) desde este magnífico palacio.

Cómo visitar La Ciudad Prohibida de Pekín

Visitar La Ciudad Prohibida de Pekín requiere al menos medio día. Dedica el día completo si quieres añadir visitas a los alrededores como la plaza de Tiananmen (天安門廣場) también conocida como la plaza de la Puerta de la Paz Celestial o los parques de Jingshan (景山公園) y Beihai (北海公園) que están justo al norte del palacio, a tan solo 10 minutos a pie de la salida.

La visita de La Ciudad Prohibida puedes hacerla con calma, en dos o tres horas o en modo exprés en alrededor de una hora aproximadamente, sin contar el tiempo de viaje hasta allí. El recinto es enorme por lo que recomendamos calzado cómodo para andar mucho ese día de visita.

Si no tienes excesiva prisa te recomendamos encarecidamente que contrates la audioguía, te ayudará a entender las diferentes zonas del palacio ya que no hay muchas explicaciones en letreros.

El palacio cuenta con baños y un café pero si lo visitas en verano te recomendamos acudir con agua ya que la temperatura puede ser muy elevada en sus patios. Añade además un sombrero o una sombrilla individual como hacen los locales para protegerte del sol directo.

Ten en cuenta que desde hace unos años es necesario adquirir las entradas del palacio con antelación y aunque existen ventanillas para comprar las entradas no siempre es posible comprarlas en el mismo día.

Tras visitar la Ciudad Prohibida te recomendamos, si aún tienes energías en las piernas, subir a lo alto del montículo del parque de Jingshan. Lo verás justo al salir del palacio. Las vistas de La Ciudad Prohibida desde lo alto del parque te dejarán sin palabras.

Por último, te recomendamos la película «El último emperador» (1987) de Bernardo Bertolucci, ganadora de 9 premios Óscar. Fue la primera película occidental rodada dentro del palacio y contó en su producción con Pujie, el mismísimo hermano del último emperador.

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