Osaka es una ciudad a la que merece dedicarle varios días para conocerla más allá de la superficie. Su mezcla de historia, animada vida urbana y una de las mejores escenas gastronómicas de Japón, la convierten en un destino muy completo. Sin embargo, muchos viajeros únicamente la pueden visitar de paso, aprovechando su excelente ubicación y la conexión de trenes y aviones. Si ese es tu caso y solo dispones de uno o dos días para descubrirla, aquí tienes nuestras recomendaciones para una visita fugaz a una las ciudades más divertidas de Japón.

La mejor forma de comenzar es desde el Castillo de Osaka. Aunque es una reconstrucción moderna, su interior funciona como un museo que recorre la historia de la ciudad y del propio castillo, que jugó un papel clave durante el período Sengoku, (1467–1615) una etapa de guerras civiles entre señores feudales. Pero más allá del edificio, lo que realmente merece la pena es su entorno, con amplios jardines, grandes fosos y zonas verdes donde los locales pasean, hacen picnic o simplemente descansan. Disfruta de una mañana relajada en este precioso entorno.

Desde aquí puedes tomar el metro hacia el noroeste, hasta la zona de Umeda, el distrito de negocios y compras por excelencia. En Umeda no solo te esperan centros comerciales y estaciones llenas de gente, sino también uno de los mejores miradores de la ciudad, el Umeda Sky Building. Desde su plataforma flotante, se puede ver toda Osaka extendiéndose hasta el mar, especialmente bonita al atardecer. Esta zona representa la cara más moderna y funcional de la ciudad, en contraste con el lado más caótico, divertido y auténtico que descubrirás más adelante.
Al caer la tarde, lo mejor es dirigirse hacia el sur, a la zona de Namba y Dotonbori. Esta parte de Osaka es una explosión de luces, carteles luminosos, gente, tiendas, restaurantes y puestos callejeros. Todo el mundo se detiene a fotografiar el icónico cartel del corredor de Glico, pero lo verdaderamente memorable aquí es la comida. Prueba el takoyaki (bolas de pulpo), el okonomiyaki (una especie de tortilla japonesa) o cualquier plato local en los numerosos izakayas o puestos callejeros. La noche en Osaka siempre promete buen ambiente y platos sabrosos.


Si has tenido la suerte de tener un segundo día en tu estancia corta en Osaka, puedes empezar con una visita más tranquila al santuario Sumiyoshi Taisha, un hermoso templo sintoísta con una arquitectura única que se siente muy alejado del bullicio urbano, a pesar de estar dentro de la ciudad. Después, date una vuelta por Shinsekai, un barrio con aire retro que parece detenido en el tiempo, lleno de restaurantes económicos, farolillos y la famosa torre Tsutenkaku.
Pero si quieres salirte un poco del circuito turístico sin complicarte la vida, te recomendamos perderte por Tenma, una zona poco conocida por los viajeros y muy querida por los locales. Su mercado cubierto, el Tenjinbashi-suji, es el más largo de Japón, y está lleno de pequeñas tiendas, izakayas y restaurantes donde comer bien y barato.
Por la tarde, puedes sentarte en alguno de los pequeños bares que bordean las vías del tren, donde los oficinistas y vecinos del barrio se reúnen para charlar y compartir platos sencillos con una cerveza fría en la mano. Es una de las formas más auténticas de vivir Osaka, aunque solo sea por unas horas.

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Créditos de imagen: Satoshi Hirayama en Pexel. (última foto)